I'm dreaming of a white christmas...


NIEVA! NIEVAAAA!!! NIEVAAAA!!!!!!!!
...

Vale, y ahora que me he calmado (GENTE! NIEVAAAA!!!) ejem! voy a explicaros la película que he vivido estos últimos días.
Yo nunca había visto nevar y mucho menos una ciudad blanca, y en navidad...vaya regalo me he llevado de Amiens...

Siempre hay varias versiones de la misma historia; el jueves (día que yo he bautizado bajo el nombre de "La Primera Nevada de mi Vida Urbana") llegué al trabajo y todo el mundo se quejaba: que si "vaya mierda, que esta mañana en la autopista me ha costado un huevo llegar por la nieve..." que si "no he podido sacar la bici porque con la nieve resbala..." que si "en Trois Cailloux casi me desgracio por el hielo..." y llega Naira con cara de alucinada perdida, en "modo teletubbie" y dice, nada más entrar por la puerta "GENIAL!!! ESTÁ NEVANDO!!!!"... y me miran todos con cara de "esta mujer no está bien del todo...". Pero a mí plim, (yo duermo en Picolín); yo pasé por Trois Cailloux y no me he resbalé, a pesar de que iba dando saltos rollo cuando Heidi encontró a Pedro (qué gran peli de Woody Allen!) y cuando llegué a la catedral, y la vi ahí, blanca, mirándome, como en un cuento de Navidad...casi se me caen dos lágrimas; digo "casi", porque nada más asomar por el lagrimal se convirtieron en hielo, claro.

Como no estoy habituada a la nieve, cada vez que entro a algún sitio cerrado, lo dejo todo perdido, porque no tengo la costumbre de sacudirme la nieve de encima, y pienso que todo el mundo se debe de estar acordando de mi santa madre y allegados, cuando dejo todo un rastro de hielo por la estancia. O a lo mejor sólo piensan que "esta tía no es de aquí" quién sabe. Pero yo estoy tan alucinada, que no me afecta al ánimo.

Vale, y ahora la parte mala de las bajas temperaturas.
Ayer llegamos a menos cinco grados. MENOS CINCO GRADOS! Ha hecho tanto frío que me ha parecido ver pingüinos por la calle. Y casi adopto a uno, si no fuera porque todo es producto de las alucinaciones que me produce el frío, y porque un señor de apellido Claus que vive con un montón de duendes en la casa de al lado me ha dicho que están protegidos. En serio, yo ya no sé si estoy en Amiens o en el puto Polo Norte.
Como iba diciendo, ayer, pasé por Trois Cailloux, que estaba nevado, con el mercado de navidad, y que parecía un cuento...y me encuentro a tres valientes músicos tocando en la calle, con las manos desnudas...Me saludan y me invitan a cantar con ellos, como tantas otras veces, pero esta vez, a la intemperie, con la que está cayendo. Yo, que soy una insensata, digo "sí quiero", y allí viví un tierno y entrañable momento musical, bajo diez capas de ropa (yo llevaba leotardos, dos pares de calcetines, las botas, dos jerseys, dos suéters, la chaqueta, el gorro, la bufanda, los guantes...) y fue para mí tan emocionante que me temblaba la voz. Ah, no, que en realidad era todo el cuerpo. Ah, no, que en realidad no era de emoción, sino porque hace un frió de cuando el grajo vuela bajo. Bueno, fuese como fuera, al rato les dije entre temblores: "Aquí os dejo, mis valientes". Y me pegué una carrera hasta casa porque no me podía creer la gélida sensación que estaba soportando mi cuerpo. Llegué a casa creyendo que tendrían que amputarme los dedos de los pies y la nariz, porque no sentía varios de mis apéndices (y ya sabéis que yo NUNCA exagero). Pero, afortunadamente, sigo entera, gracias.

De todas formas, aún estoy flipada con lo de la nieve, y si no fuera porque me quedan tres días aquí, aún lo estaría celebrando brindando con champán con un muñeco de nieve.
Pero qué despedida climatológica más bonita...temblores aparte.

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