Al final de este viaje...


He partido tantas veces de tantos sitios que ya debería estar habituada. Pero en esta ocasión es diferente: jamás fue tan triste partir.
Y todo es debido a que esta vez no he tenido la sensación de estar de paso, sino que ha sido...como encontrar un hogar (home, en anglais ;p ).
Así que me gustaría cerrar esta etapa dando las gracias (en remerciant) a los que me han acompañado en mi viaje; a los que compartieron grandes, o pequeños momentos, muchos o pocos, pero que iluminaron mi vida bajo este cielo gris, y que se quedan en un rinconcito de mi corazón de piedra.

Donc, merci à Florence et a Simona pour être comme elles sont, et pour son esprit généreux ; à Silvia, pour me faire sentir depuis le premier jour que je n'étais pas toute seule ; à Clément pour être un magnifique guide amienois; à Mathieu, Bertrand, Olivier, Victor, Brice, et aussi à Patrice (wherever he is), pour me charmer avec son jazz chaque jeudi; à Gérard, pour ses notes, ses mots, et sa belle attitude; à "Patito", pour me faire rire; à Kamel, pour être capable de me regarder et me voir; à Lola, pour sa chaleur innée; à Colette et à Gina pour son affection maternelle; à tous les potes d'Eurodysée, parce que...la langue c'est la langue. Et à tous les autres...

Los prejuicios son horribles; y yo, lo reconozco, soy muy prejuiciosa. Pero tengo que reconocer que con Amiens me he equivocado absolutamente. Quién me iba a decir a mí que me iba a encontar con todo lo que me he encontrado. Quién me iba a decir que iba a sentir calor aquí. Quién me iba a decir que me iba a sentir como en casa.

Me consuela pensar que vuelvo a casa y encuentro a mi gente, pero la verdad es que se me parte el corazón por dejar este lugar y este tiempo atrás. Lo que significa que, al fin y al cabo, lo positivo pesa más que lo negativo, y por eso es tan triste.

Me estoy poniendo tan nostálgica que me estoy dando hasta asco. Así que sólo decir que ya estoy pensando en volver. Donc à la prochaine!
Y al resto...os veo en unos días.

TO BE CONTINUED...

I'm dreaming of a white christmas...


NIEVA! NIEVAAAA!!! NIEVAAAA!!!!!!!!
...

Vale, y ahora que me he calmado (GENTE! NIEVAAAA!!!) ejem! voy a explicaros la película que he vivido estos últimos días.
Yo nunca había visto nevar y mucho menos una ciudad blanca, y en navidad...vaya regalo me he llevado de Amiens...

Siempre hay varias versiones de la misma historia; el jueves (día que yo he bautizado bajo el nombre de "La Primera Nevada de mi Vida Urbana") llegué al trabajo y todo el mundo se quejaba: que si "vaya mierda, que esta mañana en la autopista me ha costado un huevo llegar por la nieve..." que si "no he podido sacar la bici porque con la nieve resbala..." que si "en Trois Cailloux casi me desgracio por el hielo..." y llega Naira con cara de alucinada perdida, en "modo teletubbie" y dice, nada más entrar por la puerta "GENIAL!!! ESTÁ NEVANDO!!!!"... y me miran todos con cara de "esta mujer no está bien del todo...". Pero a mí plim, (yo duermo en Picolín); yo pasé por Trois Cailloux y no me he resbalé, a pesar de que iba dando saltos rollo cuando Heidi encontró a Pedro (qué gran peli de Woody Allen!) y cuando llegué a la catedral, y la vi ahí, blanca, mirándome, como en un cuento de Navidad...casi se me caen dos lágrimas; digo "casi", porque nada más asomar por el lagrimal se convirtieron en hielo, claro.

Como no estoy habituada a la nieve, cada vez que entro a algún sitio cerrado, lo dejo todo perdido, porque no tengo la costumbre de sacudirme la nieve de encima, y pienso que todo el mundo se debe de estar acordando de mi santa madre y allegados, cuando dejo todo un rastro de hielo por la estancia. O a lo mejor sólo piensan que "esta tía no es de aquí" quién sabe. Pero yo estoy tan alucinada, que no me afecta al ánimo.

Vale, y ahora la parte mala de las bajas temperaturas.
Ayer llegamos a menos cinco grados. MENOS CINCO GRADOS! Ha hecho tanto frío que me ha parecido ver pingüinos por la calle. Y casi adopto a uno, si no fuera porque todo es producto de las alucinaciones que me produce el frío, y porque un señor de apellido Claus que vive con un montón de duendes en la casa de al lado me ha dicho que están protegidos. En serio, yo ya no sé si estoy en Amiens o en el puto Polo Norte.
Como iba diciendo, ayer, pasé por Trois Cailloux, que estaba nevado, con el mercado de navidad, y que parecía un cuento...y me encuentro a tres valientes músicos tocando en la calle, con las manos desnudas...Me saludan y me invitan a cantar con ellos, como tantas otras veces, pero esta vez, a la intemperie, con la que está cayendo. Yo, que soy una insensata, digo "sí quiero", y allí viví un tierno y entrañable momento musical, bajo diez capas de ropa (yo llevaba leotardos, dos pares de calcetines, las botas, dos jerseys, dos suéters, la chaqueta, el gorro, la bufanda, los guantes...) y fue para mí tan emocionante que me temblaba la voz. Ah, no, que en realidad era todo el cuerpo. Ah, no, que en realidad no era de emoción, sino porque hace un frió de cuando el grajo vuela bajo. Bueno, fuese como fuera, al rato les dije entre temblores: "Aquí os dejo, mis valientes". Y me pegué una carrera hasta casa porque no me podía creer la gélida sensación que estaba soportando mi cuerpo. Llegué a casa creyendo que tendrían que amputarme los dedos de los pies y la nariz, porque no sentía varios de mis apéndices (y ya sabéis que yo NUNCA exagero). Pero, afortunadamente, sigo entera, gracias.

De todas formas, aún estoy flipada con lo de la nieve, y si no fuera porque me quedan tres días aquí, aún lo estaría celebrando brindando con champán con un muñeco de nieve.
Pero qué despedida climatológica más bonita...temblores aparte.

Tic-tac


15 días exactos me quedan de Amiens. Siempre fui bastante nostálgica, y en momentos como éste, la cosa se empieza a poner emotiva.
Me acuerdo cuando estaba a punto de venirme, que mi madre me dijo en una ocasión "tú te me enamoras y te me quedas allí..." a lo que yo contesté con esa cara que tanto me caracteriza y que a mí me gusta llamar "mi cara de por encima de las circunstancias": "mamá, no flipes, que allí hace mucho frío; yo cuando empiece el invierno me vuelvo a España". Y así va a ser, pero no sin un gran dolor de corazón.
Y sí, me he enamorado, de Amiens. "¿Quién te lo iba a decir a ti, con el frío que hace allí?" me decía Raquel el otro día. Exacto. Nadie. Y me estoy helando...brrrr!!! Pero me he quedado prendada. Ha sido, esta vez, diferente a las otras veces que he estado fuera. Ha sido...intensa. En lo bueno y en lo malo. Pero me da la impresión de haber pasado toda una vida entera. Con lo que reniegan los amienenses que han pasado aquí toda una vida de verdad, que se suben por las paredes...Es gracioso.
Ahora me quedan 15 días rodeada e infectada de conversaciones cargadas de añoranza, de cantos de "cualquier tiempo pasado fue mejor" y miradas románticas llenas de nostalgia. Por eso este tipo de despedidas son tan tristes, y a la vez tan bonitas; un final anunciado, una fecha de caducidad, y el tiempo que corre en tu contra, deprisa, sin darte cuenta. Yo intento aferrarme a cada momento, a cada rincón por el que paso, pensando: "no te olvides que en este bar estabas sentada aquella tarde cuando..." o "enfrente de este escaparate fue cuando recibiste aquella llamada..."o "en esta esquina fue cuando te cruzaste con...", en un intento desesperado de fijarlo todo en mi mente.
Han sido 7 meses largos, cortos, felices, tristes...intensos, como las cosas que te hacen crecer en la vida. Gracias al tiempo que he pasado en Amiens tengo muchas más contradicciones por las reflexiones a causa de las vivencias, muchas menos neuronas a causa de toda la cerveza que he tomado, y mucho menos miedo al frío. Ah, y mucho más cariño por los galos, porque una ciudad no se quiere por lo bonita que pueda ser, por sus calles o sus monumentos, sino por cómo te tratan sus habitantes y lo que vives en ella.

PD: Aquí os dejo un vídeo, de un "bésame mucho" que canté con los All of Swing en el Retroviseur la noche que cené allí con mis padres y mi hermano. Mi padre se vio afectado por lo que se conoce como "el síndrome del padre de la Pantoja" y bueno, he aquí el resultado.No me lo tengáis en cuenta, la tonalidad era mataora. Pero es un vídeo para el recuerdo.

http://www.youtube.com/watch?v=VpziG85dJsA

Lee entre líneas...


Es curioso, ayer tuve la misma conversación tres veces, con tres personas diferentes, y en ningún caso saqué yo el tema. En los tres casos fue con personas de diferentes países: un español, un inglés y un francés. Sí, ya lo sé, parece un chiste de nacionalidades.
La conversación empezaba siempre con la misma pregunta: "eres más anglófila o más francófila?"
Hace unos años, y debido a una serie de catastróficas desdichas en el país de los galos, hubiera dicho sin dudarlo que prefería Inglaterra, rotundamente. Pero con el paso del tiempo, me he dado cuenta de algo: los franceses son chovinistas, claro, pero...no lo somos todos? Yo lo del patriotismo no lo sentí hasta que me fui a trabajar fuera a los 20 años. Y lo siento cada vez que me largo a otro país. Y creo que todos nos tenemos por mucho cuando nos comparamos con otra nación. O no pensamos todos siempre lo mismo? Que si en España hace mejor clima, que si la gente vive mejor, que si allí sí que sabemos divertirnos, que si todo es más barato y no como aquí,...que si t'abuela festeja...! Pues vete a España. Todo tiene su lado bueno y su lado malo, eso está claro.
Pero eso no es lo importante del tema. A lo que voy es a que en todas partes hay gente que mola y gente de una gilipollez supina integral. Y mi modus operandi es quedarme con los primeros, y para los segundos, sean de donde sean, tengo una frase robada pero que ha pasado a formar parte de mi vocabulario habitual: LEE ENTRE LÍNEAS; porque, eso sí, la educación no hay que perderla nunca ;)

Insensatez...


Soy una insensata. Pero me enCANTA. Y vaya juego de palabras más tonto acabo de hacer. Podría borrarlo, no? nada me lo impide...pero mira, el gato es mío y me lo fo...digo...que el blog es mío y pongo lo que quiero. Bueno, al lío:

Últimamente mi vida se está poniendo interesante. ¿Y cómo se llama él?...más bien ella, diría yo: música, se llama música.
La cosa es que poco a poco he ido encontrando un sitio donde me siento como pez en el agua, y es entre músicos, donde la lengua que se habla no es el francés, ni el español, ni el chino mandarín, donde sólo hay un lenguaje y qué más da si vienes de Kazajistán.
Resulta que desde hace unas semanas mi nuevo amigo "el astrólogo" (al que le debo de haber caído en gracia) me llama para hacerme proposiciones muy decentes relacionadas con el mundillo del jazz, y esto a mí me ha dado una vida...
El sábado fue, en cinco palabras: es-pec-ta-cu-lar. Kamel (al que voy a dejar de llamar "el astrólogo" porque ya me sabe mal) me invitó al cumpleaños de una amiga suya donde, según me dijo, iba a haber muchos músicos. Al principio me lo pensé, por aquéllo de verme entre un montón de gente que no conocía de nada...pero luego sopesé: cuáles son las opciones? pues fiesta corriente y moliente por un lado, o soirée musical por el otro...y claro, no había color. Así que allí que me fui, en el coche de la hermana de un tío al que prácticamente no conozco y a una casa donde la cumpleañera acababa de saber de mi existencia, a rodearme de completos desconocidos que hablaban una lengua extraña. Joder qué planazo. Pero...para mi sorpresa, el ambiente resultó ser muy distendido desde el principio. Lola, la cumpleañera me recibió con los brazos abiertos, y además encontré alguna que otra cara conocida (Amiens es, a menudo, muy pequeño).
Y allí estaba yo, mezclándome con la gente, hablando con unos, con otras, y cuando se organizó el colectivo musical, acabé cantando alguna bossa nova (que es un descubrimento que he añadido últimamente a mi repertorio) y algún estándar de jazz. Hasta un Bésame mucho nos marcamos, para dejar bien representada la terreta. Y ya que estaba entre profesionales...pues les cambiaba algún que otro tono para putear un poquito: allí tenía a Kamel y a Mathieu tocando Corcovado con cara de comer limones...luchando con una tonalidad imposible...y saliendo airosos. La verdad es que es una pasada cantar con músicos tan buenos.
Esa noche hubo para todos los gustos: desde rock y blues hasta boleros, pasando por el flamenco; con lo difícil que es...
Una botella de vino blanco rescatada en el último momento 6 euros, un jersey que te enganchas con una puerta 15 euros...ver a un grupo de gabachos tocando flamenco...y tocándolo bien...no tiene precio. Hasta conocí a una francesa que había vivido en Barcelona y que (alerta) me habló en catalán! ...y para todo lo demás, pues Mastercard.

A las 6:30 de la mañana llegaba yo a casa, (en el coche de un bajista que tocaba la guitarra que daba miedo) más feliz que una perdiz. Y a las 11:30 abrí un ojo...y ya no pude volver a dormirme. Yo, la Reina de las Marmotas. Creo que me hago mayor.
Pero qué noche la de aquel día.
El miércoles el astr....digo Kamel ha organizado un concierto de jazz y me ha invitado a cantar con ellos. Así que me parece que este tío es, definitivamente, el contacto que había que hacer en Amiens para moverse en este mundo oscuro y misterioso que es el jazz. Seguramente soy un poco insensata por lanzarme a todas estas cosas con gente que toca tan asquerosamente bien.
Pero que me quiten lo cantao, porque para mí ahora Amiens se ha convertido, sin duda, en otra ciudad distinta.

Poco ruido y muchas nueces.



Este fin de semana ha sido original, a la par que...cuál sería la palabra?...inspirador.

El viernes Silvia, mi compañera de trabajo eslovaca con la que hice muy buenas migas desde el primer día, me invitó a su casa en "la campaña". Vive en un pueblecito de cuatro coma dos habitantes de cuyo nombre no puedo acordarme, dentro de una casita de chocolate que digo yo, con chimenea, con dos pisos , toda de madera y baldosa en el interior, y en la que hay que descalzarse para entrar. La casa está en un terreno con jardín delante y detrás, donde tienen un perro, dos gallinas y dos burros...como en la granja de Playmóbil; pues no me reí yo el día que me dijo que había tenido que madrugar más de la cuenta para ponerle unas gotas a uno de los burros porque tenía conjuntivitis...y la ternura que me entró en el cuerpo cuando los conocí.
Silvia vive con su marido Sébastien y sus dos niños, Charlie de tres años y Gabriel, que debe de tener un añito. El viernes también estaba con ellos una amiga de Sébastien, Constance, que es una enamorada de España y ha vivido en Santiago, Madrid y Barcelona.
En casa de Silvia se respira un algo que me ha dejado atrapada: no sé si será por la calma del campo, o por vivir con dos burros como animales de compañía, o por comer huevos recién puestos todos los días, pero la noche y el día que pasé allí me parecieron mágicos. Desde luego, son una familia que ha conseguido salir de los clichés del mundo actual, de las normas impuestas, y crear un ambiente saludable a todos los niveles, no sé, como de armonía.
Además, comer alimentos "campestres" me ha hecho darme cuenta de lo mal que nos alimentamos en las ciudades, y lo bien que pueden saber las patatas de verdad, los tomates de verdad, y en fin, cualquier alimento que venga directamente de una cooperativa o del huerto del vecino.
Esa noche dormí como hacía años, porque en ése ático, sin un ruido, y sin una luz, era posible el descanso a una profundidad que no recordaba.
Y el sábado por la tarde, jejeje, COGIMOS NUECES! Me recordó a los tiempos en los que iba a recoger la oliva o la almendra con mis abuelos y mis tíos, pero sin darme una paliza de horas, o sea, mucho más práctico. Impresionante, yo, una tía que vive obsesionada con "pisar asfalto"...cogiendo nueces caídas del árbol mientras Charlie se agachaba y decía asombrado "papá mira! aquí hay un montón!".
Hacia las siete de la tarde, cuando estaba a punto de irme, vino la suegra de Silvia con un montón de verduras y ya os podéis imaginar, yo acabé con una bolsa llena hasta arriba de espinacas, tomates, manzanas, remolachas y.....nueces. Son las nueces más ricas que he probado, y no es por la calidad, sino por el romántico sentimiento de pensar que las cogí yo misma, en compañía de unas personas fantásticas.

El sábado llegué a casa y hablé con Clément que me invitó a cenar en casa de sus padres con un montón de amigos suyos. Entre ellos conocí a Pedro, un chileno que está de visita y que me contó las mil y una delicias de Valparaíso. Un tipo interesante este Pedro, me gustó mucho hablar con él. Está claro que chile debe tener algo, porque todo el mundo que va, o se queda, o ya no vuelve a ser el mismo. Como yo, después de recoger nueces caídas de un árbol en plena campaña francesa ;p

PD: por cierto, este viernes salí en la revista del Ayuntamiento de Amiens por casualidad, pero bien enfocada...soy como la San Miguel...donde va triunfa XD
Os dejo el enlace a la foto, fue el sábado pasado, en la noche en blanco. A lo lejos, también se ve una cabeza más alta que las demás...y ése es Clément. jajaja.
Primer pdf. pág 12
http://www.amiens.fr/actus/publications.asp?id=61

Clima "trop picard"


Bueno, cómo deciros esto...creo que la foto y el título son bastante explícitos...

Imaginaos una ciudad en la que miras por la ventana y todo está nublado y piensas "vaya un frío del carajo tiene que estar haciendo fuera, que me voy a chupar los dedos..." Así que te pones varias capas de ropa, un jersey, una chaqueta, el gorro, la bufanda...y cuando sales descubres...que no te equivocabas. Sólo se te ha olvidado un "pequeño" detalle: el paraguas, porque a mitad de camino hacia el trabajo se te pone a llover. Pero piensas "no importa, si los picardos lo consiguen, yo también". Y llegas al trabajo pensando en la sensación tan graciosa que tenías en la calle, cuando sacabas la mano del bolsillo y tenías una curiosa sensación de congelación, pero sólo en la mano. Entras en el despacho y te empiezas a quitar ropa, porque has subido tres pisos corriendo (llegabas tarde) y estás sudando. Pero a los 10 minutos te vuelves a poner la misma ropa porque aún no han encendido la calefacción y te hielas. Después sales a comer, y te pones otra vez chaqueta, bufanda, en fin...y te enteras que esa misma mañana hacía 1 GRADO y por eso se te congelaba la mano (curiosidades de la naturaleza). Vuelves a entrar después de comer y misma operación. Pero a la que sales para irte a casa ya no hace tanto frío...y te quitas la chaqueta. Aunque al ratito empieza a hacer viento, y con cada ráfaga piensas "caguenlamarequeva!" y te pones la chaqueta y te la quitas unas tres veces antes de llegar a la residencia, donde nada más entrar, casi te caes de culo por la masa de calor que casi puedes ver embistiendo contra ti. Y no os quiero decir en la habitación, donde la calefacción están tan alta (yo tengo la mitad de los calefactores apagados) que parece esto el trópico. Así que te vistes de verano; eso o abres la ventana y te quedas con la ropa de invierno, depende del modelito que te apetezca más.
Pues todo eso y mucho más es posible en la Picardie.
Me temo que esto no es más que el principio, porque aún no ha empezado a hacer viento de verdad...ni a llover. No os he contado la teoría de Clément, que dice que "si los niños nacen con un pan debajo del brazo, los picardos nacen con un paraguas". Esto lo dice por lo de la lluvia, que parece que aquí es como el pan nuestro de cada día en invierno, PERO ES QUE YO NO HE VISTO QUE ABRAN LOS PARAGUAS! Mi teoría es otra: las personas se mojan, los picardos son impermeables.
En fin, que si venís por aquí en otoño, acordaos de traer ropa de abrigo,chaqueta, guantes, y tal, pero no os olvideis ni el paraguas ni el bañador. Por si acaso.