El "Tío de Madera"


No sé cómo decir esto sin que suene trágico, pero ayer pasó algo dantesco: descolgué la chaqueta de invierno. Sí amigos sí, sabéis? la chaqueta que he llevado toooodo este largo y frío invierno en Valencia; pues aquí anoche, en pleno mes de junio. Y eso no es lo peor: me la puse. Y digo más: la llevé puesta la mayor parte de la noche. Y añado: Y PASÉ FRÍO!!!! Pero qué clima, por favor! Aquí se deben volver majaras de tanto frío todo el año, si es que no tienen un respiro, los picardos! ay! ahora entiendo muchas cosas.....

Pues sí, anoche salí con el clan hispano y con mi chaqueta de invierno a Saint Leu, el barrio "guapo" de Amiens, y la única zona de marcha, por otra parte. Primero invadimos un bar que se llama El Quixote, que tiene coña. Allí terminamos con una conversación de lo más profunda: que si el melón es una fruta, que si es un color, y entonces qué color es? verde? pues no, que es rosa anaranjado, y que si las tías estáis todo el día inventándoos colores, que si burdeos, que si fucsia, que si melón; pues que si los tíos, que no distinguís el blanco del negro. Ja ja, ji ji, pero anoche se dijeron cosas pero que muy fuertes, como lo del color melón. Y lo digo con toda la solemnidad de la que soy capaz, o sea, con mucha.
Después salimos de El Quixote y nos mudamos a otro pub, el Retroviseur, o lo que es lo mismo, el sitio donde pasamos la mayor parte del tiempo de nuestros ratos de ocio. Es un bar donde igual te ponen un día música de los 80 como salsa, y al otro te plantan un conciertazo de jazz en directo que se te caen las bragas al suelo. Perdón por la expresión, pero es que si hubiérais visto el concierto del miércoles (y pasa cada miércoles, por lo visto) lo entenderíais: tres guitarras, un bajo, un acordeón ¡¡¡!!! y un saxo soprano; porque sí, era un saxo soprano, que la peña que si era una flauta, que si un clarinete...al pobre lo transformaron en una noche en el hombre orquesta. Pero todos musicazos, en serio. Im-presionante. Sin duda de lo mejor que he visto en mucho tiempo. He dicho.
Total, que del Retrovisor salimos un rato Laura (la cántabra), Mireia (la barcelonina) y yo (la apátrida) y nos acercamos al río, donde "el Tío de Madera". Y esto merece una pequeña historia:

"El Tío de Madera" es una estatua (de piedra) que hay en medio del río, en honor a un muchacho que vivía en la "época de antaño" en Amiens, cuando el río separaba la ciudad entre el barrio de clase alta y baja. El muchacho, por lo visto, vivía en el barrio pobre, y se enamoró de una chica bien, del otro lado del río, que estaba casada. Cuando se descubrió su historia de amor, el pobre ingenuo le pidió que dejara a su marido y se fuera a vivir con él, pero ella dijo que no podía cruzarse al otro lado (que al chiquita se habría enamorado, pero eso no la convertía en boba); él tampoco podía ir a la otra parte por varias razones, me supongo: no sólo era pobre, sino que el marido vivía allí. Así que el valiente muchacho de clase baja dijo que entonces él se quedaría en medio de las dos zonas esperándola, o lo que es lo mismo, en el río. Y allí sigue. Esperando. Una historia poco original, por otra parte.
Lo que sí es original es lo que viene pasando en los últimos tiempos: por lo que me cuentan, hay una tradición que consiste en graduarse, tirarse al río y ponerle una camiseta al "Tío de Madera". Y gracias a ella, podemos disfrutar de una camiseta diferente cada pocos días. Pero no acaba ahí. También le ponen calzoncillos en la cabeza. Yo no me había planteado cómo lo hacían exactamente hasta anoche, con Laura y Mireia, cuando nos encontramos con una multitud alrededor del río y un tío subiendo a la estatua en calzoncillos tras haber nadado en agua helada. Y yo con mi chaqueta de invierno. El intrépido nativo se subió a los hombros del "Tío de Madera" y se bajó los calzoncillos hasta que los colocó en la cabeza del pobre infeliz tallado en piedra. Y de repente: ovación de los picardos. Esta gente no es normal, en serio.

1 comentarios:

Burdi dijo...

Están locos estos picardos...

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